sábado, 28 de mayo de 2016

Personaje y momento

Los tres cuadernos que como este concebí para contar historias más allá de mí, se suspenderán repentinamente, S y E. En algún lado dejaré los libros y notas de donde saldrían y ustedes irán a ellos si quieren. Espero sean bocetos con una mínima capacidad para descubrirles grandes mundos.   
A cambio, si hay posible compensación y no simple pretexto, cumplo con volver uno lo diverso.   
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Hablando de mi personaje en la red social dije una de esas frases que se creen afortunadas y sirven de referencia en los cuadernos, Ohsis: Uno se construye varias veces frente al espejo propio y ajeno, hasta que resulta irreconocible. Justo entonces empieza a ser cierto.
La declaración hace sentido cuando redondeo mi primer personaje virtual. Tengo varios, incluyendo este que por las noches habla a su Inesperada, y aquél me hace parecer un tipo activo y comprometido, con muchas hermanitas y hermanitos. Hoy el tal, a las 9:22 am del viernes 27 de mayo de 2016, debería prepararse para la marcha cuya importancia se mide por el desalojo de seis días atrás.
No estuve allí y sí horas después cuadras más allá, acompañando a mi viejo, famoso carnal, y luego con Mario, el joven hermanito. Cumplí así dos modestos papeles que no se completaron pues falló el compañero del norte a quien pedimos dar una charla sobre la lucha de los jornaleros campesinos. 
Antes y en medio las fuerzas públicas formales cayeron aquí y allá sobre quienes hoy y tras tres años de lucha parecen conducirnos al destino esperado, y nosotros, pequeños, secundarísimos actores, entretanto dábamos pasos hacia donde hace tiempo creo tenemos que ir. 
El yo que según la frase empiezo a ser cierto, comenzó el día preocupado por su futuro económico, intrascendente una hora después porque mi personaje principal apuesta al estallido que hasta ayer pensaba llegaría en dos años. 
Me perdí la crónica de nuestra primavera en 2012. Esta vez no será así. 
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Extraño con dolor el pasado, cuando no estaba en los margenes sino muy dentro. Su regreso estuvo siempre a la mano para continuarlo. ¿Hay modo todavía?  
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PASAR NOTA MANUSCRITA SOBRE INICIO DE LA MARCHA.
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Paro. Después de ese apunte en la banqueta, encontré a las hermanitas y hermanitos entre los miles que han de serlo a su manera. 
El sol parecía un maldito más hasta alcanzar el bosque al cual estaba seguro no llegaríamos. ¿Que hizo al poder comedirse, guardando a sus brutos en uniforme, muy activos y soberbios durante las últimas semanas? ¿La decidida resistencia en el sur? Ayer aparecieron dos videos conmovedores: golpeado sin reparos una y otra vez, un pueblo cada vez más grueso grito ¡Basta; de morir o vivir va el asunto!, ¿entendieron? 
¿Los malos preparan una nueva noche de Iguala, multiplicada?
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Los hermanitos y hermanitas dimos el primer paso hacia lo nuevo acercándonos al campo y a la defensa contra el avance territorial en esta ciudad. 
Se trata de probar cualquier recurso a la mano y el martes me esforcé para que otros entendieran que sin las organizaciones sociales no hay historia. Fracaso absoluto, les dije Adios e insisten creyendo entendí mal. 
Continuaremos el lento, seguro camino hacia el campo, mientras demanda lo que la marcha mostró elocuentemente. 
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¿Y la crónica de lo que sucede en las calles? Otra vez quedaré a deber, nietos. Con el cuaderno estoy a mano, mostrando apenas lo necesario. 
¿Llegamos a final en Para morir...? No, falta reunir a los actores. 
Empecé en 1972 ante una marcha ferrocarrilera que me contó entre los gritones, al sur de nuestro país. Luego les hice ir donde creció mi abuelo, tras un océano, y en ambos costados apareció Brian O´Donnell como una de las dos licencias literarias que me permití con sus paisanos. Y así, para frecuentar insistentemente el Santo Lugar. 
¿Tenemos algo que ofrecer unos a otros, así la absoluta mayoría estén muertos? Para empezar, el derecho al recuerdo, y si hay un suerte, la resurrección. Mi abuelo vive en casa, me acompañó al Niger, juega futbolitos con ustedes, vuelve a su pueblo cuando le parece se promete vindicar la vieja derrota. 
Luchamos por los muertos, antes que nada, dijo un gran tipo, y ellos de ese modo en pie lo hacen por ustedes.
A este segundo abuelo, el suyo, E y S, le queda poco, ofrece. Sirvió como puente, confía, y ahora busca un lugar entre quienes quedan en la memoria silenciosamente. 
Devuélvanme la vida cuando llegue su hora, ¿sí?